El Protocolo de Kioto acabará entrando en vigor. El Gobierno ruso dio ayer su visto bueno al proyecto de una ley que ratifica este documento sobre gases de efecto invernadero y lo transmitirá a la Duma para su ratificación. El primer ministro Mijail Fradkov ha encargado a los ministerios a los que afecta la nueva ley que elaboren en tres meses un amplio plan de acción que cumpla con las obligaciones que impone el protocolo.

Según fuentes del Kremlin, la Duma, dominada por el partido progubernamental Rusia Unida, "no tardará" en ratificar la ley propuesta. No obstante, en la actualidad no hay un calendario preciso sobre el momento en el que la ratificación se realizará.

Para que el protocolo entre en vigor falta sólo el sí de Rusia. Es necesario que lo ratifiquen un mínimo de 55 países y que además se alcance el 55% de las emisiones mundiales de los países ricos. El primer objetivo se ha superado, pues son 124, y está a punto de lograrse el segundo: Rusia es el tercer emisor de dióxido de carbono, tras EEUU y China, y representa el 17% del mundo industrializado.

Desde su llegada al poder en 2000, el presidente Vladimir Putin no ha dejado de repetir que Moscú ratificará el protocolo siempre y cuando "no perjudique a los intereses económicos de Rusia". Sólo este mayo el Kremlin cedió a las presiones de la Unión Europea, al declarar que Rusia se sumaría al protocolo a cambio del apoyo de la UE a su entrada en la Organización Mundial del Comercio (OMC). "El hecho de que la UE nos haya tendido la mano en las negociaciones sobre la OMC influirá de forma positiva en la actitud de Moscú al respecto", prometió Putin.