Analizar en voz alta, durante como mínimo una hora cada semana, las obsesiones, miedos, neurosis y angustias que hacen sufrir de forma importante exige tener un buen sueldo. Conscientes de esa realidad, una red de 60 psiquiatras, psicoterapeutas y psicoanalistas que ejercen en Barcelona han abierto sus consultas al amplio sector de la población que no puede prescindir de los 50, 60 o 120 euros que cobran por sesión esos profesionales, y ofrecen realizar una terapia hablada al coste que el usuario pueda pagar.

No ponen precio mínimo, sino máximo: quien trabaja para la red no puede cobrar más de 30 euros por sesión. El usuario que menos paga ahora abona cinco euros, pero estarían dispuestos a aceptar un euro si fuera necesario. "Nunca dejaríamos a nadie sin terapia por causas económicas, pero no nos ha llegado nadie que diga que no puede pagar más de un euro --explica la psicoanalista Laura Kait, fundadora del proyecto, llamado la red Umbral--. No visitamos gratis porque, socialmente, lo que no se paga no tiene valor".

La mayoría de terapeutas de la red Umbral, añade, han conocido a gente necesitada de terapia que no la podía pagar. "La atención privada se ha transformado en un privilegio para quien tiene dinero", asegura.

La implicación

La iniciativa, creada en el 2003, ya ha puesto en tratamiento a 150 personas de sectores sociales inéditos en el mundo psicoterapéutico: camareros, mujeres de la limpieza, pintores de pared, azafatas de congreso, inmigrantes desarraigados, artistas plásticos sin fama y estudiantes con pánico a entrar en la competición laboral. Su edad oscila entre los 20 y los 40 años.

En general, abonan entre 15 y 20 euros por sesión. "Con eso, no se pone precio a nuestro trabajo, sino al esfuerzo con que cada cual decide implicarse para sentirse mejor --añade Kait--. Lo que no se cobra con dinero se paga con síntomas".

Ese perfil de personas, que son los que tienen más problemas, explica, caían en el vacío que existe en Cataluña en la atención de los conflictos psicológicos que se pueden resolver con la palabra.

La red Umbral tiene la estructura de una ONG sin ánimo de lucro. La idea surgió de la propia Laura Kait y de otras tres psicoanalistas con experiencia en el campo público y privado de la terapia hablada.

Los profesionales que se suman al proyecto --abierto a nuevos ingresos-- fijan al llegar el número de pacientes derivados desde Umbral que podrán asumir. Se comprometen a trabajar con honorarios asumibles y a asistir a sesiones en las que se supervisará su trabajo. "Hasta ahora, hemos difundido la existencia de la red con cautela, por temor a generar una expectativa que nos desbordara, pero hemos comprobado que, a medida que aumenta la demanda, crece el número de profesionales que se apuntan", añade Kait.

Edad sorprendente

Les ha sorprendido la edad de sus pacientes, cada vez más jóvenes. "Muchos son estudiantes de 20 a 25 años con problemas de pareja y sexo, horrorizados ante la idea de asumir su autonomía personal en el mundo laboral --describen--. También vienen bastantes mujeres en proceso de separación y con serios problemas económicos".

De forma general, dicen los profesionales, el problema que se expone al iniciar la terapia, el motivo por el que se pide visita, nunca es la verdadera causa de la angustia que se relata.