El pasado domingo eligieron los socialistas cacereños a su secretario provincial después de unas primarias perfectamente prescindibles, porque entre los dos candidatos no existían diferencias ideológicas (en el PSOE ya no hay corrientes organizadas; si acaso «sensiblidades» diferentes), ni de estrategias, ni siquiera de organización o generacionales, de manera que las primarias, no solo éstas, más parecen una oportunidad para el desahogo y las revanchas personales. Morales tenía no obstante a su favor la dedicación a los pueblos, su habitat, y haber conseguido recuperar la Diputación. Se habla de ejecutivas de integración pero «habrá que hablar».

Es de suponer que el más satisfecho con los resultados en Cáceres y en Badajoz sea Vara, que cohabita cómodamente con ambos ganadores. Por otra parte, las primarias no hacen más que dividir al partido, como lo prueba el que a un año de las primarias para Secretario General aún se hable de susanistas y sanchistas y se echen en cara los apoyos a candidatos de pasadas elecciones. Ni siquiera permiten adelantar un pronóstico para las próximas candidaturas, porque las primarias continuarán con las municipales, las generales y las autonómicas.

Es decir, un partido enredado en sus luchas internas todos los días de todos los años sin tiempo para proyectos ni estrategias de gobierno que quedan en manos de unos cuantos. Los resultados en la ciudad de Cáceres son consecuencia de la conjunción accidental entre la FSP, que hasta hoy ha ganado siempre sus apuestas dada la fidelidad de sus afiliados, y un grupo innominado de distinta procedencia, sin embargo está por ver que esa convergencia permanezca en las elecciones a secretario de la local y en las de candidato a alcalde. Las pasadas primarias a la alcaldía demostraron que solamente la unión de todos los que no son FSP conseguiría la victoria pues la división entre ellos le dio una victoria pírrica a Salaya. Para que esa unión se lleve a cabo será necesario lograr el consenso en una candidatura única que dependerá de las intenciones de alguno de los últimos candidatos. Pero aún tiene que llover mucho.