TQtué gran verdad es ésa. En la vida todos necesitamos de alguien con vocación de tutelaje y sin el apasionamiento que tiene la sangre. Me refiero a los padrinos, una figura que trae a la memoria el papel de José Luis López Vázquez en La gran familia . Me temo que la globalización y el laicismo a ultranza han propiciado la desaparición de estos parientes hechos a fuerza de amistad y respeto. El mío hace poco que repentinamente dejó este mundo. Hijo de un republicano fundador de la generación del 27 y asesinado en la guerra civil por su adscripción republicana, este hombre bueno destacaba por su gran vozarrón. En las primeras reuniones de vecinos de la democracia, cuando alguien del búnker le sugirió que aquello era ilegal lo dejó abucharado al instante. Entre mi padre y él siempre se trataban de don aunque se conocieran desde la infancia. Cada vez que regresaba a Sevilla siempre había un momento para presentar los respetos al padrino y madrina . En aquella breve charla le consultabas deseos y proyectos. Esta imagen recuerda mucho a la saga de Coppola . El se limitaba a dar un buen consejo, algo que en el mundo actual vale más que el oro. Fue determinante en mi aventura periodística y vital en Cáceres. Con mis padrinos veíamos la televisión en color cuando nosotros no teníamos y hemos compartido navidades, bodas y bautizos. Hombre de palabras contundentes, un día que a su suegra le dio por decir "Ay, ay, que estoy medio muerta", él le contestó: "¡La manía que tiene usted de hacerlo todo a medias!". Refrán: Un padrino es el mejor convecino.