--¿Usted se considera viajero o turista?

--Viajo buscando conocimientos y experiencias para compartir, siempre trazando mis propias rutas.

--¿Qué queda por descubrir del mundo?

--A los occidentales otras culturas, a ver si escapamos de la anestesia moral colectiva que nos hace inmunes al sufrimiento ajeno.

--Ha viajado por continentes. ¿Qué le han enseñado esos viajes?

--En Europa no somos privilegiados por lo que tenemos, si no desgraciados por lo que carecemos. Eso, como tantas otras cosas, se cura leyendo y viajando.

--¿Pasó la experiencia, más o menos, del inmigrante (extraño y observado en un lugar que no es el suyo?

--Sí, aunque procures ser respetuoso con las costumbres de otros pueblos.

--Ahora azota la polémica entre evolucionistas y, digamos, bíblicos: somos hijos de Dios. ¿Aún a estas alturas?

--Seguro que quienes sostienen esas polémicas tienen el estómago caliente. Todavía somos seres humanos, pero de seguir así descenderemos como homínidos.

--¿Estuvo al borde de la muerte?

--Alguna vez mientras viajaba. A diario, cuando cruzo un paso de peatones.

--¿Y de la risa?

--Tratando de explicar qué es un fax en una aldea africana dónde ni siquiera había electricidad.

--Su experiencia viajera no ha dado para una novela del presente. ¿Por qué mira al pasado?

--Los problemas que nuestra sociedad afronta no han surgido espontáneamente: hay que buscar la raíz para saber cual es el error.

--Siguió los pasos de Martín de Zúñiga? Es decir, ¿hizo el viaje que él hace en la novela?

--Sí, siempre trato de ser honesto con el lector: todo lo que cuento en la novela, podría ser cierto- de hecho, quizá lo sea.

--Finales del XIX, Cuba, años de fin de imperio. ¿Qué hace su personaje en esa coyuntura histórica?

--No toma partido más que por sí mismo, aunque sus simpatías están con quienes se levantan contra la injusticia.

--Martín de Zúñiga es un personaje "fuerte".

--Como hombre de mar, afronta los embates de la vida aguantando el tipo.

--¿Qué le dice a él la palabra España? ¿Y a usted?

--Es un apátrida, ni nacionalismos, ni reyes, ni banderas: su hogar es la mar. A mí, me parece una madre que raras veces reconoce a sus mejores hijos.

--¿Cuál es su reflexión del tiempo de Martín Zúñiga?

--Es una época fascinante, clave para todo lo que acontecería durante el siglo XX.

--Se declara deudor, entre otros, de Conrad y Hemingway.

--Junto a Hugo Pratt y Stevenson: no son malos tipos para estar en deuda, ¿verdad?