Me llamo Nadir, tengo 11 años y soy de Afganistán. Salí de mi país junto a mi familia, mis padres y mis dos hermanas, porque vivir allí es muy peligroso. Varios familiares han muerto en los últimos años de una manera violenta y sobrevivir cada vez es más difícil. Hicimos un viaje muy largo por tierra, atravesamos varios países y nos cansamos mucho de andar. Mi madre a veces lloraba por las noches y yo tenía pesadillas. Mi padre cuidó de todos y también mis hermanas han estado siempre muy pendientes de mí.

Mi madre está enferma y en Afganistán no podía curarse. Lo más valioso que llevamos en nuestro equipaje son las medicinas de mi madre, por eso no podíamos llevar muchas cosas más porque no había espacio para todo. Yo, por ejemplo, viajé solo con una muda de ropa y unos zapatos viejos.

Hicimos el viaje de Turquía a Grecia por la noche con otros afganos. Hacía mucho frío y el agua me llegaba hasta las rodillas, creía que me iba a ahogar porque además mi salvavidas era de mentira.

La gente gritaba y lloraba y había muchos bebés. Había un hombre que se mantenía muy serio y que ponía orden en todo. Llegamos un día de madrugada a la isla griega de Lesbos y aquí nos ha atendido el equipo de Save the Children.

He podido olvidar las pesadillas y pensar en cosas buenas: en el fútbol, en dibujar, en jugar con otros niños. Me gustaría vivir en Alemania y ser un dentista y poder así ayudar a mi familia.

De Afganistán hecho muchas cosas de menos: a mis primos y a mis amigos del colegio. Echo de menos a mi profesora y también pasear con mi bicicleta. Lo más importante para mí es poder estudiar pero he perdido muchos meses sin ir a la escuela por el viaje. Quiero vivir en un lugar tranquilo y que mi familia pueda estar en paz.