El tono conciliador mostrado a su paso por Valencia alimenta la creencia de que el Papa y sus principales colaboradores han decidido repartirse los papeles para afrontar con mayores posibilidades de éxito las negociaciones de los temas pendientes con el Ejecutivo. El futuro de la clase de Religión en la escuela y el sistema de financiación de la Iglesia católica están predestinados a convertirse, en los próximos meses, en los principales escenarios de un tablero en el que el Estado aconfesional y la confesión mayoritaria libran una partida para reforzar su posición.

Puede parecer incomprensible que el actual guardián de la doctrina de la fe de la Santa Sede, el cardenal estadounidense William Joseph Levada, llame a "desobedecer" las leyes "injustas" de un estado democrático como el español y que, dos días más tarde, Joseph Ratzinger, su antecesor, mentor y jefe, pase de puntillas por los asuntos que se supone que le enfrentan al Gobierno ante un auditorio que pedía guerra. O que el Pontífice venga a clausurar un encuentro que ha presidido un purpurado colombiano, Alfonso López Trujillo, que además de proporcionarle a Levada la idea de llamar a los católicos a sublevarse frente a las leyes, trata a los gobernantes españoles como herejes.

Mientras unos sacan el palo, el Papa prefiere la zanahoria y ha optado por combinar la ausencia de críticas al Ejecutivo con los piropos a la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega.

"Sé que a usted le corresponde coordinar las relaciones con la Iglesia y ahora veo que estamos en buenas manos", le dijo el sábado, en las dependencias del arzobispado de Valencia, donde hubo un profuso intercambio de obsequios que parecía exceder el ámbito de la estricta cortesía.

Ratzinger sabe que la legislación que regula los matrimonios gais no tiene vuelta atrás, al menos mientras gobiernen los socialistas, pero también sabe que el despliegue normativo de la ley de educación (LOE), que los obispos creen lesiva para la enseñanza de la materia de Religión, está por hacer.

Pero sobre todo sabe que el Gobierno está dispuesto a aumentar el porcentaje que los contribuyentes destinan al sostenimiento de la Iglesia en la declaración de la renta. Y que un arreglo de esas características conviene a ambas partes porque entonces el Estado dejaría de entregar cada año una cantidad complementaria al episcopado para cubrir sus necesidades económicas, algo a lo que está obligado por un tratado internacional. Este es el horizonte de la zanahoria.

DESPEDIDA Por otra parte, los Reyes despidieron al Papa en el aeropuerto de Manises en una ceremonia en la que el Pontífice agradeció la hospitalidad de que ha sido objeto durante su visita a Valencia, la primera que realizó a España como máximo representante de la Iglesia católica.

Previamente, el Papa mantuvo un encuentro con el presidente del PP, Mariano Rajoy, con el que recordó la reunión que mantuvieron ambos el pasado mes de enero en su despacho del Vaticano. Según relató a Efe el propio Rajoy, la reunión se produjo justo después de la misa con la que se clausuró el Encuentro.