Benedicto XVI recibió el pasado sábado a uno de sus más acérrimos detractores, el teólogo suizo Hans Küng, según comunicó ayer el Vaticano, en un encuentro marcado por la voluntad de acercamiento entre ambos. Ambos llegaron a ser amigos en los tiempos en que los dos enseñaban teología en la Universidad de Tubinga, en Alemania, y coincidían en promover un acercamiento de la Iglesia al mundo moderno, en consonancia con el Concilio Vaticano II. Después se distanciaron hasta convertirse en grandes antagonistas. Küng calificó la reunión de "señal esperanzadora", mientras el Papa elogiaba su trabajo.

Las críticas feroces del teólogo suizo le llevaron en los últimos tiempos a acusar a Juan Pablo II de ser un "fracasado" y al entonces cardenal Ratzinger de "manipular" el cónclave para que el elegido siguiese los mismos pasos de Juan Pablo II. Mucho antes, sus diatribas contra Wojtyla y la curia llevaron al Vaticano a retirarle, en 1979, la autorización para enseñar teología.

Tras la elección de Ratzinger como jefe de la Iglesia, Küng afirmó que "quizá era hora de volver a hablar de varias cosas" con su antiguo amigo alemán y el pasado sábado, en la tranquila residencia de Castelgandolfo, alejados de ojos indiscretos, se produjo en ansiado encuentro.

El Vaticano afirmó a través de un comunicado que el Papa y el profesor suizo se encontraron en un clima "amistoso" y que estuvieron de acuerdo en que no tenía sentido entrar en "una disputa sobre las diferencias doctrinales" entre ambos.

El Pontífice "apreció el esfuerzo realizado por Küng para contribuir a un reconocimiento de los valores esenciales y morales de la humanidad a través del diálogo de las religiones y el encuentro con la razón secular". Por su parte, el teólogo aplaudió "los esfuerzos del Papa a favor del diálogo de las religiones y también en favor del encuentro con diferentes grupos sociales del mundo moderno".