TEtste es el año en que se va Ibarra . Y me da que ha elegido mal momento. Basta una ojeada a la prensa para comprender que no es año de retiradas, sino propicio a los regresos. Regresa Eugenio Fuentes a sus novelas, Miguel Delibes a la sombra de su ciprés, regresan Rambo y Rocky Balboa , que ya es el colmo de los regresos. Regresará John MacClane a sus junglas de cristal, y hasta Indiana Jones ha elegido este año para seguir salvando el mundo, si bien ya hay quien titula a la película Indiana Jones y los estragos del tiempo .

Acaso sea mi naturaleza melancólica la que me hace sentir aversión por las despedidas, pero recibo con simpatía el regreso de estos viejos héroes, aunque estén ya para pocos tiros. Y aun así no temo por ellos. Aquí triunfan los ídolos talludos, que para algo somos la patria de don Quijote, antítesis de los superhombres del cine y de los anuncios de perfume. Al menos él supo morirse a tiempo, que es el modo que tenían antes los héroes de retirarse y salvaguardar su prestigio. Mejor eso que buscar refugio en la política, al modo de Schwarzenegger , y echar por tierra en media legislatura el crédito de toda una vida de superhéroe. Luego cuesta reconstruirte. Le pasa a Unamuno , que unos pocos del Partido Popular impiden que su recuerdo regrese rehabilitado a Salamanca. Olvidan que regresar es aprender a mirar desde nuevas perspectivas. Algo que sí tendrán que hacer con los terroristas, que también han regresado este año a sus juegos de guerra a un solo bando. Me admiro de quienes se sorprenden de este regreso: son las corrientes apestadas de las que habló Rosalía , que unas pasan, pero siempre hay otras que regresan.