La Conferencia Española de Religiosos (Confer), que agrupa a 48.585 monjas y 13.500 frailes en España y a otros 10.000 misioneros en países pobres, se desmarcó ayer de la ofensiva de la Conferencia Episcopal Española (CEE) contra las reformas del Gobierno y antepuso el diálogo a las movilizaciones que propugna el sector más conservador de la Iglesia.

"Vivir en una sociedad en la que no todo es grato no significa que estés perseguido. La democracia es el mejor sistema posible", dijo su presidente, Ignacio Zabala, en discrepancia con la denuncia del arzobispo Fernando Sebastián y otros cargos de la CEE en el último Congreso de Apostolado Seglar.

La Confer, que finalizó el sábado su asamblea, expresó su oposición a que la fe y la religión sean "una vez más y por desgracia" vehículo de "intolerancia". En su declaración final admite el carácter "aconfesional" de la sociedad y su derecho a promocionar la realidad secular y a ser "civilmente autónoma".

También subrayó la falta de autocrítica en la Iglesia y de aceptación de las discrepancias, y dijo que hay planteamientos del Gobierno que sí le gustan como el trato a la inmigración.