Los Mossos d’Esquadra rescataron sana y salva de la cornisa de un octavo piso de Barcelona a una adolescente de 14 años que quería colgarse de una viga de la fachada del edificio para que un amigo la fotografiara. Según informa la policía catalana, el suceso ocurrió hace una semana.

Cuando quiso regresar a la azotea, le fallaron las fuerzas para encaramarse, por lo que decidió deslizarse hasta la cornisa de la fachada del edifico, donde sufrió un ataque de nervios al percatarse de la situación de extremo peligro en que se encontraba. Agentes del Grupo de Delincuencia Urbana recibieron un aviso y acudieron al rescate de la menor, a la que agarraron de las manos y lograron aupar a pulso hasta el interior de la azotea.

Un equipo del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) se trasladó también al lugar y la atendió de las heridas leves que presentaba en los brazos. En unos instantes, sus familiares acudieron a la azotea, avisados por la policía, y se la llevaron a casa. Las fotos que llegó a realizarse para colgar en redes sociales han sido difundidas por los mossos para llamar la atención sobre la temeridad que puede comportar la moda de los posados o los selfis llamativos para difundir posteriormente.

El pasado enero un joven malasio murió tras hacerse un selfi vestido de Spiderman encaramado a la azotea de un edificio de Taiwán. El trágico suceso puso en alerta a muchos usuarios de Instagram, que han comenzado a sensibilizarse del peligro de tentar la suerte de esta forma. Los selfis extremos, que han llegado a tener hashtag y varias cuentas con cientos de miles de seguidores, se han cobrado ya bastantes víctimas desde que en el 2014 se conociera la primera muerte vinculada al fenómeno: un hombre se electrocutó al hacerse un retrato en un tren en marcha.