El consejero de Justicia de Cataluña, Josep María Vallés, expresó ayer su "sorpresa desagradable" por el caso de una mujer de Lérida, a la que un juez de Torrelavega (Cantabria) retiró la custodia de sus hijos porque el traslado de los niños a Cataluña les supondría "ciertas perturbaciones" por las diferencias lingüísticas entre las dos autonomías.

El auto del juez refleja que Cataluña "es una comunidad en la que existen importantes diferencias de orden cultural con respecto a Cantabria, especialmente lingüísticas".

También recuerda que ésta no es la razón principal que argumenta el auto de Torrelavega, ya que "fundamenta la voluntad de las criaturas de convivir con el padre en vez de con la madre".