El extraño trayecto que ha llevado a Jesús Neira desde el anonimato universitario hasta el imaginario heroico popular y de ahí, a una condena por conducir bebido --una senda trufada de actos encomiables, farándula y política-- tiene como personajes secundarios a dos mujeres.

Una es Violeta Santander, la novia de Antonio Puerta, el presunto agresor machista que en agosto del 2008, tras verse reprendido por el profesor en Majadahonda (Madrid), le propinó un golpe que dejó a Neira varios meses en coma.

La otra es la presidenta madrileña Esperanza Aguirre, que vio en esto la ocasión para apuntarse un tanto y le nombró presidente del llamado el Consejo Asesor del Observatorio Regional contra la Violencia de Género, un cargo para el que Neira no tenía preparación más allá de ser golpeado por un supuesto maltratador, pero en el que, aun así, tampoco tenía mucho que hacer.

Ha terminado mal con ambas. Santander apareció en programas del corazón diciendo que su pareja era excelente persona y que Neira no tenía por qué haberse metido. Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, se ha visto forzada a cesar al profesor de Derecho Constitucional, tragándose así su sopa populista, después de la última etapa en su estrambótica historia reciente, que comienza el pasado 1 de septiembre en un punto de la M-40.

El principio del fin

Ese día, Neira hace eses con su coche y roza a un camión. La Policía le detiene. El fichaje estrella de Aguirre ha bebido más del triple de lo permitido. El dirá después que solo tomó una copa de vino y un licor de café, y que si dio positivo en la prueba de alcoholemia fue debido a un medicamento contra la epilepsia, pero no existen evidencias médicas de que tal cosa sea posible y acaba condenado a 10 meses sin carné, 1.800 euros de multa y trabajos en beneficio de la comunidad. Han pasado dos años y un mes desde que Neira fuese golpeado por Puerta.

"Esperanza Aguirre nunca debió ofrecerle el cargo. Pero también fue un error por su parte aceptarlo. Yo le aconsejé que no lo hiciera", cuenta Javier Castro, quien lleva meses distanciado de Neira pero hizo de portavoz de la familia cuando el profesor estaba en coma y parecía que nunca iba a despertarse. Sin embargo, Neira despertó y aceptó el puesto y salió del hospital y comenzó a prodigarse en los platós.

Entonces se vio la versión insultona de Neira, un hombre del que la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, dijo en su día que era el "espejo en el que debe mirarse la sociedad". Llamó a José Luis Rodríguez Zapatero "antidemócrata autoritario de mierda", dijo que las hijas del jefe del Ejecutivo "pesan 100 kilos" y tildó a Barack Obama de "pelele". Hay muchas más frases así.

"El siempre ha sido vehemente; se le ha ido la razón por la boca --dice alguien que le conoce desde hace muchos años--. Tendrías que haber escuchado lo que decía de Felipe González por el GAL y la corrupción o de José María Aznar, por Irak".

El último ejemplo de su verbo radical tuvo lugar el jueves, en Espejo Público (Antena 3), donde Neira es colaborador. Allí, horas antes de ser destituido de su cargo en la Comunidad de Madrid --"¡que me cesen!", había clamado el día antes, negándose a dimitir--, se despidió de Aguirre diciendo cosas como esta: "Si no puedo pegarme un revolcón con una señora y no puedo tomarme un vino, no quiero vivir". También dijo algo en lo que no le falta razón: "Alguien debía pensar que yo iba a ser una muñequita de ocasión, pero les he salido rana".