Hay tradiciones que durante años han marcado el verano: el posado de Ana Obregón; la foto de familia de Norma Duval; Claudia Schiffer, cual sirena, en el barco de Valentino; Gunilla von Bismarck sacando sus lentejuelas al sol de Marbella; Ana Botella, en pareo; y Tita Cervera, en Sant Feliu de Guíxols (Girona). Eran imágenes entrañables. Pero, de repente, el último verano ya no es igual que el anterior.

Ana Obregón dejó de posar el año pasado, pero no de pasear. La protagonista de Ana y los siete no acaba de encontrarse a sí misma y mantiene una permanente dualidad entre su ser y su parecer. Su triunfo en televisión la ha colocado frente a varios millones de espectadores. De modo que sus ansias de exhibicionismo han quedado cubiertas y ya no necesita el chute de fotógrafos, a los que cada año convocaba en un playa mallorquina.

TRIPITA DE FAMOSA

Ana justificó su renuncia a la pose por el acoso invernal al que le someten los reporteros, pero ahora se ha descubierto la verdad: Ana tiene barriga. Hay que tener en cuenta que los años no pasan en balde, y la actriz ya se paseaba por las playas mallorquinas a finales del siglo pasado. Su barriguita de famosa ya le rebosa por encima del biquini, un problema que Versace, que en gloria esté, no tuvo en cuenta a la hora de diseñar pequeños triángulos incapaces de ocultar esos defectillos de la madurez.

De modo que Ana Obregón tendría que aprender de Ana Botella, una maestra en el arte de tapar las cartucheras con pareo, aunque no los usa en público desde que cambió las caminatas por Les Platgetes de Oropesa por los paseos en barco por el mar de Menorca. La protagonista de Ana y los siete también podría imitar a Norma Duval, que es de su quinta (las dos van camino de los 50 años), quien, cuando comprobó que hasta a ella se le caen las carnes, en vez de dejar de posar, lo que hizo fue vestirse.

Norma Duval ya no aparece con su marido y sus hijos, aunque éstos lo hacen entre ellos, y Norma, por separado. Marc Ostarcevic, una vez superados los furores que le dieron el verano pasado, volvió de La isla de los famosos hecho un pincel y ahora está en plan Sean Connery, un maduro guapetón que se merece algo más que las señoritas de compañía que se le acercaron tras su separación de Norma.

Otra tradición perdida es ver a Claudia Schiffer en el barco del amor de Valentino. La top ejerce ahora de madre amantísima que no sale de su casa y, cuando lo hace carga con su hijo, Caspar, lo que le impide lucir los bolsos de diseño que cada verano le regalaba Bvlgari.

LA FERIA DE MARBELLA

Marbella tampoco es lo mismo. Las delirantes lentejuelas de Gunilla von Bismarck y las aún más delirantes guayaberas de Jesús Gil ya no pueden superar las apariciones del dúo formado por Isabel Pantoja y Julián Muñoz. El pasado jueves, el alcalde de Marbella y la tonadillera se fueron a la feria y, en una atracción, Muñoz, a escopetazo limpio, ganó una muñeca chochona que le regaló a su novia. Desde que le han embargado el sueldo, Muñoz no tiene para joyas.

En el triángulo del veraneo, además de Mallorca y Marbella, está la Costa Brava. Durante años, los barones Thyssen ejercieron de faro en Sant Feliu de Guíxols, pero Carmen se quedó viuda el año pasado y este verano se ha instalado en su casa de Palma de Mallorca, una propiedad que apenas usó en vida de Heini. La baronesa viuda disfruta de la finca en compañía de su hijo Borja y de Blanca Cuesta, la dulce novia de éste (los tres, en la foto, en Mallorca). Carmen posee muchas casas, pero tiene cara de querer que alguien le regale una muñeca chochona .