En medio de voces que predicen futuras catástrofes y otras que, con matizado optimismo, creen que el peligro está lejos o aún puede evitarse, se inició ayer en la ciudad de Buenos Aires la décima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 10).

Los debates en la capital argentina se extenderán hasta el 17 de diciembre con la participación de unos 6.000 representantes de 148 países entre funcionarios, científicos y ONG. El aumento de la frecuencia o intensidad de tormentas violentas y los tornados, las inundaciones, el retroceso de los glaciares y la elevación del nivel del mar. Es un ejemplo de los temas que empiezan a discutirse, que no parecen invitar a la celebración.

ORGULLO Y ESPERANZA No obstante, la secretaria ejecutiva de la COP, la holandesa Joke Waller-Hunter, dijo, al abrir la conferencia, que ésta se celebra en coincidencia con dos hitos que permitían "mirar atrás con orgullo y hacia adelante con esperanza". Waller-Hunter aludió al décimo aniversario de la adopción de la Convención y a la inminente entrada en vigor del protocolo de Kioto, que compromete a los países industrializados a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

El protocolo regirá a partir del 26 de febrero próximo. Esta "nueva realidad política", según el ministro argentino de Salud y Medio Ambiente, Ginés González García fue posible después de que Rusia ratificara el acuerdo.