Un valiente Fernando Robleño se jugó ayer la vida sin reservas en Las Ventas, en uno de sus dos toros en clara desventaja por las dificultades que planteó, y lamentablemente sin provecho por culpa del fallo a espadas.

Juan Mora: estocada baja (ovación); y dos pinchazos y estocada en los blandos (silencio).

Rivera Ordóñez: pinchazo, estocada corta y dos descabellos (silencio tras un aviso); y diez pinchazos y descabello (pitos).

Robleño: dos pinchazos, estocada y descabello (vuelta al ruedo tras aviso); y pinchazo, estocada y descabello (vuelta al ruedo y petición de oreja).

El extremeño Juan Mora no tuvo tela donde cortar. Su manso primero, que buscó las tablas nada más saltar, fue toro bondadoso pero sin contenido. El hombre lo toreó a media altura, despacio y haciéndolo bonito. Trasteo de mucha estética y plasticidad, dándole al animal sus espacio, aunque sin resolver. El cuarto no dejó muchos desahogos.