Una pareja de españoles falleció por al desprendimiento de unas rocas mientras tomaban el sol en la playa de Almagreira, en Peniche, 100 kilómetros al norte de Lisboa. Aunque el accidente se produjo el jueves por la tarde, la identificación de las víctimas no se realizó hasta 24 horas después, cuando finalmente el juez se presentó en el lugar de los hechos.

Según fuentes policiales, los fallecidos son Lourdes Espinosa Pérez, una mujer de 26 años (su nombre figuraba en una maleta) y un hombre, al parecer Carlos Barragán, de unos 30 años. Eran novios y vivían juntos desde hacía algunos años en la localidad manchega de Daimiel. La pareja se encontraba en Portugal de vacaciones desde hacía unos 10 días.

TARJETAS POSTALES Durante gran parte de la noche, agentes de la policía marítima y miembros de protección civil estuvieron removiendo las rocas desprendidas en busca de los cuerpos. Al principio se sospechó que podría haber más víctimas, entre ellos un niño, aunque después solo se halló a la pareja.

En el aparcamiento próximo a la playa se encontró un vehículo marca Saab con matrícula de Madrid, lo que llevó a las autoridades portuguesas a pensar que se podía tratar de españoles. Cerca de los cuerpos fueron encontradas unas tarjetas postales escritas en español y dirigidas a la localidad de Daimiel, en Ciudad Real, lo que parecía confirmar los indicios.

En vista de las dificultades para hacer llegar un juez a la zona, debido a las vacaciones judiciales, la policía marítima pasó gran parte del día de ayer buscando las llaves del coche o algún documento que pudiera confirmar la identidad de los fallecidos. Cuando finalmente llegó el juez se procedió a la apertura del coche.

Según fuentes oficiales, dentro del vehículo se encontró una maleta con documentos que confirmaban la identidad de la joven.

El de ayer no es el primer accidente mortal que se produce en la playa de Almagreira. Hace dos años, un bañista alemán también murió al ser alcanzado por el derrumbe de unas rocas del acantilado.

En ese momento, el alcalde del Ayuntamiento de Peniche alertó de la situación al Instituto Nacional de Agua (INAG), organismo portugués que tiene, entre otras funciones, la de "prevenir y minimizar las catástrofes naturales".