Un imponente dispositivo de coches y agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y hasta una empresa de seguridad privada se desplegaron en la pista del aeropuerto mallorquín de Son Sant Joan, aunque los pasajeros del Jumbo privado procedente de Toronto (Canadá) ni se inmutaron. Hace mucho que los Rolling Stones, incluyendo al indomable Keith Richards --con sus aficiones conocidas--, dejaron de estar bajo sospecha y han pasado a tener tratamiento casi de jefes de Estado.

Los Stones han imitado a muchos de sus compatriotas británicos y llegaron a Mallorca el jueves por la tarde para pasar unos días de vacaciones, a la espera de volver a ponerse en ruta, el próximo martes, en Benidorm.

El grupo llegaba de América, donde había actuado ante 450.000 seguidores en un único concierto en Canadá, en la recta final de la gira mundial que ha reafirmado que son incombustibles al paso del tiempo.

JAGGER, RUMBO A PARIS

Keith Richards (con una camiseta con el rostro del Che), Ron Wood, Charlie Watts y Mick Jagger (quien no tardó en subirse con su última novia, Wren Scott, a un jet privado con dirección a París) llegaron con un numeroso séquito de familiares, amigos, técnicos de sonido y guardaespaldas.

Custodiada por vehículos policiales, la comitiva --con Mercedes para las estrellas y autocares para la corte-- se dirigió hacia la zona turística de Punta Negra, en el municipio de Calvi , a un hotel de lujo que nada tiene que ver con esos que se ofrecen a sus compatriotas en los paquetes de vacaciones.

Richards, Watts y Wood se reservaron las suites --dotadas con sauna y yacuzi en la terraza y que cuestan 2.400 euros (400.000 pesetas) diarios, sin contar los extras-- y otras habitaciones para el resto de la comitiva.

REPONERSE DEL ´JET LAG´

Cansados por el excesivo esfuerzo de los últimos días (ya que interrumpieron la gira europea para viajar a Canadá, tocar y regresar a Europa), los Stones se encerraron para reponerse del jet lag (síndrome del desfase horario). Y Richards, fiel a su imagen del irreductible rockero salvaje a prueba de todo, se reanimó con una copa y un puro. Ya metido en tratamiento de reanimación, se pudo ver al guitarrista con el torso al descubierto y el vaso en la mano en la terraza de su suite (en la fotografía).

Ahora se espera el regreso de Jagger, ya que fue él quien convenció a sus compañeros para ir a Mallorca a hacer un paréntesis en su gira, Forty licks. Jagger quedó prendado por la isla desde que hace tres veranos asistió al cumpleaños de la modelo Claudia Schiffer.