TVteo en televisión el partido Akasvayu Girona-Real Madrid y recuerdo cuando el Cáceres, el Extremadura y el Mérida jugaban en la élite. Ahora son otras ciudades las que disfrutan de la gloria y del dinero público. ¿Estamos anticuados? ¿Es ridículo gastarse el dinero en músicos o escritores mientras las ciudades del siglo XXI compiten por los mejores futbolistas?. Ronaldinho ha pasado de París a Barcelona, Ronaldo, de Barcelona a Milán y Madrid, Figo, de Lisboa a Barcelona, Madrid y Milán.

Hubo otra época en la que sucedía algo parecido: el Renacimiento. Entonces, los grandes equipos eran los Medici de Florencia, los papas del Vaticano, Francisco I de Francia o los Gonzaga de Mantua. Y los jugadores más traspasados se llamaban Leonardo da Vinci, Donatello o Tiziano. Repasemos los fichajes renacentistas. Leonardo, por ejemplo, jugó en el Milán de Ludovico el Moro, en Mantua, Venecia, Florencia y en la Francia de Francisco I, donde formaba parte de una plantilla fabulosa con Tiziano, Andrea del Sarto o Benvenuto Cellini. No se quedaban atrás los Gonzaga de Mantua: tuvieron a Leonardo, Mantegna , Rubens y Tiziano. Miguel Angel jugó en las dos plantillas galácticas de la época: Florencia (Fra Angelico, Donatello, Leonardo, Rafael, Botticelli, Cellini, del Sarto) y el Vaticano (Fra Angelico, Tiziano, Caravaggio, Donatello). A lo mejor, en Extremadura, con tanta beca a escritores y pintores, tantas bibliotecas, tantos museos y ningún club de campanillas no somos antiguos, simplemente somos clásicos.