Un bogavante y las manos del prestigioso chef extremeño Toño Pérez son los responsables del perfecto idilio iniciado entre el más noble de todos los jamones, el Dehesa de Extremadura y la más plebeya de las bebidas, la cerveza. Como resultado de esta unión desigual ha surgido el bogavante con vela de jamón y ajada de pimentón dulce un plato creado ex profeso por Toño Pérez, para el libro La cerveza y los tesoros gastronómicos españoles con el que el crítico gastronómico José Carlos Capel pretende reivindicar a la cerveza como digna acompañante en una buena mesa.

La receta creada por Toño Pérez es una de las 17 --una de cada comunidad autónoma-- incluidas en esta obra que se presentó ayer en Mérida y con la que el autor trata de mostrar que la cerveza "puede ser mejor acompañante que el vino" dijo, sobre todo con platos en que "predominen los sabores ácidos, agrios, amargos o picantes", explicó.

El jamón no parecer reunir tales requisitos, pero su combinación con el pescado y el marisco y el toque del pimentón lo convierten, según Toño, en un plato más próximo a la cerveza que al mejor vino, al tiempo que "cumple con la filosofía del restaurante", el prestigioso Atrio.

La formalización de una unión entre ambos productos parecía ser sólo cuestión de tiempo, aunque haya sido tanto. La tradición del jamón en Extremadura es incuestionable y en cuanto a la cerveza, su ligazón a la región va más allá de las populares cañas, puesto que Yuste acogió la primera fábrica de cerveza en España en la época de Carlos V. Más de cinco siglos esperando esta unión, bien merecen un buen mantel.