Esta es, poco más o menos, la fórmula Ryanair de recaudación de fondos para fines benéficos: diseñe un almanaque con las empleadas más despampanantes de su empresa, tómeles fotografías en excitantes posturas y sin apenas ropa, añada un cita de escaso gusto firmada por su director, publicite su reluciente anuario y, ya por último, el toque maestro: procure que instituciones y colectivos feministas o de defensa del consumidor censuren públicamente el producto por sexista. Resultado: una campaña redonda. Al menos lo ha sido para la irreverente línea aérea de bajo coste, que ayer, tras conceder a una oenegé los 70.000 euros recaudados con su polémico almanaque protagonizado por azafatas, quiso agradecer las críticas recibidas.

"Gracias, Facua", rezaban ayer dos carteles colocados en el hotel donde Ryanair entregó el talón benéfico a Angels Quest, una organización irlandesa dedicada a asistir a niños con necesidades especiales. "Hay que reconocer que Ryanair ha utilizado muy bien el márketing", contestó Rubén Sánchez, portavoz de Facua, ente de defensa de los consumidores que denunció la campaña ante el Instituto de la Mujer en diciembre.