En términos de medidas histéricas, tomadas sin basarse en ningún criterio médico, la palma se la lleva Egipto. El país norteafricano, de religión musulmana, decidió ayer el sacrificio de todos y cada uno de los cerdos, unos 250.000. El ministro de Sanidad del país, Hatem al Gabali, explicó que se examinará a los ejemplares para saber si portan enfermedades, pero que estos serán sacrificados sin importar el resultado del análisis. Sin embargo, su carne y productos serán conservados y vendidos al público. El director general adjunto para seguridad sanitaria de la OMS, Keiji Fukuda, señaló ayer que no se tiene constancia de que nadie haya sido contagiado de la gripe por un cerdo. Los cristianos egipcios, entre un 6% y un 10% de la población, los únicos a quienes les está permitido el consumo de este animal, criticaron la medida.