TEtl domingo, Iñaki SAez llevó a la selección española a ganar el jubileo a la catedral de Santiago. He de reconocer que le tengo manía a esa gran operación de márketing llamada Xacobeo que patrocina el fútbol, la vuelta ciclista, Ronaldinho... Y todo porque en la cripta de la catedral compostelana hay una tumba que no se sabe bien de quién es. Santiago recibe cada año millón y medio de visitantes y cuenta con 10.000 plazas de alojamiento. De esa gran operación publicitaria, Extremadura se queda con algunas migajas gracias a que por aquí pasa la Ruta de la Plata, que como vía romana no parecía comerse una rosca, pero que en cuanto se ha convertido en el camino Xacobeo del sur se ha llenado de peregrinos, albergues y tiendas.

En esto del culto mortuorio los gallegos son los más listos. Cuando en el siglo XIX una bula papal permitió desenterrar los cadáveres de los mártires romanos, las parroquias gallegas fueron las que más santos compraron. Se llevaron los cuerpos de santa Minia, san Fidel, san Melchor... Y alrededor de sus capillas medraron pingües negocios místicos. Pero en Extremadura, ni compramos santos ni sabemos aprovecharnos del business xacobeo. Aquí se fundó la orden de Santiago, que primero se llamó Fratres de Al-Monfrag o Fratres de Cáceres. Pero somos negados para el negocio del cuento chino y no le hemos sacado partido a esta fundación tan xacobea . Y así nos va: ni nos visita la selección, ni vienen Letizia y Felipe, ni se acerca por aquí la hija de Bush, con la ilusión que nos haría.

*Periodista