La nueva crisis de las dioxinas, que ayer afectaba ya a Alemania, Holanda, el Reino Unido y Eslovaquia, pasará de largo de España. Al menos así lo asegura la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que confirma que "hasta el momento, no ha existido distribución de productos alimenticios ni de piensos potencialmente contaminados en el territorio nacional". Los ganaderos suspiran aliviados y animan a los consumidores a "comprobar, antes de comprar carne de cerdo, de pollo o huevos, la procedencia de los productos", como aconseja Rossend Saltiveri, miembro de la Mesa Nacional de Unión de Campesinos.

A la espera de que el Comité Permanente de la Cadena Alimentaria y de Sanidad Animal de la Unión Europea se reúna el martes y el miércoles para tratar el asunto, las autoridades sanitarias de los países miembros llevan tres días en alerta. De momento, Alemania bloqueó ayer 4.700 granjas de ganado porcino y avícola, sospechoso de haberse alimentado con un pienso compuesto que, según han demostrado los análisis, contenía grasas industriales contaminadas con dioxinas. Los productos alimenticios salidos de esas granjas "han sido seguidos, localizados y retirados del mercado", aseguró la Agencia Española de Seguridad Alimentaria.

Esas grasas contaminadas habían salido el 12 de noviembre de una empresa alemana de biodiésel y, por causas que están siendo investigadas, llegaron a 25 fábricas de pienso del país. La fiscalía investiga de momento a la principal de ellas, Harles & Jentzsch, por una infracción del código alimentario, aunque no se descarta que se le imputen otros delitos, como el de estafa, y un particular ya la ha denunciado por lesiones graves e intento de asesinato con ánimo de lucro.

ELEVADOS INDICES El Ministerio de Agricultura del land (estado federado) de Schleswig-Holstein (norte) comunicó además que un instituto de análisis privado registró ya en marzo elevados índices de dioxina en los productos de Harles & Jentzsch.

El primer aviso se emitió el martes, cuando Holanda detectó la presencia de dioxinas en dos partidas de huevos llegadas desde Alemania.

La agencia británica de alimentación (Food Standards Agency, FSA), que en un primer momento dijo que el Reino Unido estaba libre de riesgos, tuvo que corregirse ayer y admitir que esos huevos contaminados, mezclados con otros que no lo estaban, han entrado en la cadena alimentaria (en repostería y mayonesas) en forma de huevo líquido pasteurizado importado de los Países Bajos. Con todo, la FSA advirtió que el riesgo para la salud es bajo, "si las dioxinas no se ingieren en grandes cantidades". Otro de los grandes importadores de productos alemanes, Eslovaquia, prohibió ayer cautelarmente el consumo de carne blanca y huevos procedentes de ese país.