La variante humana de la encefalopatía espongiforme bovina, conocida como mal de las vacas locas, amenaza de nuevo. El laboratorio nacional de referencia de la enfermedad, en el Hospital de Alcorcón (Madrid), iniciará mañana los análisis para confirmar si una mujer de 64 años, muerta la semana pasada en León, es la cuarta víctima humana de este mal en España, como apunta la autopsia. Al parecer, la mujer ya perdió un hijo de 41 años en febrero por culpa de esta enfermedad.

El ministerio y la Consejería de Sanidad de Castilla y León no confirmaron el lazo familiar y rehusaron dar detalles sobre la paciente amparándose en la privacidad de los datos. No obstante, ICAL, la agencia oficial de noticias del gobierno que preside Juan Vicente Herrera, estableció el parentesco y destacó, según fuentes médicas, que "la paciente padecía una enfermedad neurológica sin determinar".

La sospecha de que la mujer sufriera esta enfermedad, que puede transmitirse por consumo de carne de animales infectados y tarda hasta diez años en manifestarse, llevó a los médicos del Hospital de León a informar al centro de referencia, que ordenó la realización de una necropsia y el envío de pruebas analíticas y tejidos cerebrales de la mujer.

CERTEZA ABSOLUTA Este examen solo se realiza cuando se tiene la certeza casi absoluta de que la persona fallecida sufría el mal. La confirmación definitiva tardaría en verificarse más de un mes, según cálculos del Ministerio de Sanidad. El procedimiento exige que el Instituto Carlos III y el centro de vigilancia de la UE validen y registren el diagnóstico del centro de Alcorcón, proceso que llevará unos 15 días.

Alberto Rábano, jefe de la unidad de neuropatología de este centro, precisó que, si se confirma, se trataría del primer caso del mundo en que dos miembros de la misma familia han perdido la vida por esta enfermedad. Otros expertos no ven tanta singularidad en el caso, ya que no es raro que ambos hubieran consumido cierta cantidad de carne con el prión o agente infeccioso que desencadena el mal.

MAS CASOS Juan José Badiola, director del Centro Nacional de Referencia de las Encefalopatías Espongiformes Transmisibles y presidente del Consejo de Colegios de Veterinarios, advirtió de que las víctimas registradas en España sufrieron la contaminación antes de la puesta en marcha del sistema de vigilancia actual, que entró en vigor en el 2001. El especialista reiteró que, dado que esta enfermedad tiene un proceso de incubación que de entre ocho y 10 años, podrían aparecer nuevos casos en humanos. No obstante, apuntó que es difícil hacer previsiones.