Ni el Ministerio de Sanidad ni la Generalitat podrían detectar e impedir en la actualidad que dos personas nacidas en procesos de fecundación asistida, y hermanas de padre sin saberlo, llegaran a casarse.

Las administraciones sanitarias españolas no pueden saber cuántos hijos ha tenido un donante de semen o en cuantos bancos receptores está ofreciendo su esperma. Para evitar esa eventualidad, y el riesgo de consanguinidad que implica, el borrador de la nueva ley de reproducción asistida prevé la creación de un registro nacional de donantes, de ámbito estatal, y fija en un máximo de seis los hijos a que puede dar lugar el esperma de un mismo hombre.

La ley vigente incluyó en 1988 esa misma iniciativa, pero nunca se promulgó el decreto que la hubiera hecho realidad, entre otras razones, por el rechazo de algunas clínicas a que alguien ajeno a médico y donante pudiera acceder a la identidad del titular del esperma. Ginecólogos, biólogos y andrólogos, no obstante, consideran ahora "imprescindible" crear un registro que permita seguir el rastro del semen, sin que eso altere el derecho a la intimidad.

IDENTIFICABLES "Es muy necesario que exista ese organismo de control --afirma Anna Veiga, bióloga del Institut USP Dexeus--. En estos momentos, si un donante da semen en varios bancos puede llegar a tener 20 hijos sin que nadie, ni él mismo, lo sepa. Si esos niños coincidieran en una ciudad pequeña, incluso se les podría identificar". Los expertos coinciden en que el método más fiable para seguir el rastro a una dosis de esperma --que se emplea en tres intentos de fecundación-- es fijar la obligación legal de que un donante sólo pueda acudir a un banco, y que éste transmita la identidad, encriptada o codificada, del individuo al registro que custodiará el Ministerio de Sanidad.

"Lo imprescindible es que podamos garantizar que un donante sólo va a un centro, y a una ciudad, y que ese control no altere la confidencialidad", afirma José Luis Ballescá, presidente de la Sociedad Española de Andrología y responsable del banco de semen del Hospital Clínic. El objetivo, añade, es evitar que, a consecuencia de una unión endogámica, enfermedades cromosómicas que son recesivas (no se sufren pero se pueden transmitir) se vuelvan dominantes en el hijo de esa pareja.

"Debe existir una red nacional, o europea, que garantice poder acceder al donante de semen en caso necesario, esté dónde esté, y que limite el número de hijos a que dé lugar --afirma Montse Boada, bióloga de Dexeus--. Esta opción, no obstante, debe organizarse de forma que ese individuo no se encuentre el día de mañana ante un hijo que le exige responsabilidades". Un donante no quiere ser padre, repite Boada.

Aunque, antes de aceptar una donación, el candidato debe superar un exhaustivo examen médico, pueden haber circunstancias que hagan necesario localizar a quien dio el esperma, añade la bióloga.