El Ministerio de Sanidad difundió anoche una alerta recomendando a los ciudadanos, a los restauradores y a los comercios españoles que "por precaución" no utilicen ni vendan aceite de girasol. Una partida del producto, importada de Ucrania y distribuida bajo marcas no identificadas a la mayoría de los países de la UE, está contaminada con hidrocarburos alifáticos, un derivado del petróleo y de la gasolina, tóxico en caso de consumo humano. A España han llegado 125 toneladas.

El primer aviso partió la noche del día 23 de una empresa de aceites francesa que detectó el hidrocarburo en un proceso de autocontrol. El Gobierno francés lanzó el jueves una advertencia comunitaria, informando de que la contaminación afecta a 6.300 toneladas de aceite de girasol procedente de Ucrania, descargadas en el puerto de Rotterdam (Holanda) el pasado febrero y distribuidas a Italia, España, Alemania, Reino Unido y Francia.

Ante la falta de concreción, Sanidad optó por tranquilizar a quienes en los últimos meses han elaborado sus platos con este aceite, aunque pidió que se deje de utilizar el producto almacenado hasta que se identifiquen las marcas implicadas. Un portavoz de la aceitera Borges puntualizó que el girasol de esa marca no es de Ucrania.

Este aceite es la base fundamental con que se fríen y cocinan los platos en la mayoría de los comedores comunitarios --escuelas, universidades, hospitales y geriátricos-- y en bares y restaurantes. El aceite de oliva se reserva en todos esos ámbitos para las ensaladas crudas y, en algunos restaurantes, se mezcla en baja proporción con el de girasol. La población a quien se dirige la alerta del Gobierno es, por tanto, muy extensa.

"Si han consumido aceite de girasol desde febrero no deben preocuparse --afirmó un comunicado de Sanidad--. Los procesos de refinado y dilución del aceite sitúan la contaminación en niveles mínimos, lo que significa la ausencia de riesgo para la salud". "Si no lo han tomado, reténganlo hasta que se le informe de que puede consumirlo sin reservas", añadió la nota oficial.

El ministerio reunió anoche a las importadoras de aceite de girasol con el fin de conocer el destino del producto y para comprobar que la propia industria se está encargando de retirarlo del mercado, como es preceptivo.

La vicedirectora del Instituto de Química Orgánica General, Begoña Jiménez, afirmó ayer que "no debe cundir el pánico", ya que los hidrocarburos alifáticos encontrados en el aceite de girasol "no están en la lista de los contaminantes más tóxicos". La responsable de este organismo, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quiso trasladar así un mensaje tranquilizador que coincide con el del Ministerio de Sanidad, que pide que no se produzca una alarma, ya que las partidas ya están identificadas. Los hidrocarburos alifáticos son liposolubles, es decir, pueden quedar disueltos en la grasa de la propia alimentación. Esto reduce la toxicidad en personas.

Las asociaciones de consumidores pidieron a Sanidad que se asegure de la eliminación de este aceite de las tiendas y de informar a la ciudadanía. "Es necesario que se retire este aceite del mercado, ya que puede haber consumidores que no tengan conocimiento de la alerta y que compren este producto el fin de semana", dijo a Efe la portavoz de la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), Yolanda Quintana.

En la misma línea, el portavoz de la Federación de Consumidores en Acción (FACUA), Rubén Sánchez, tildó ayer de "contradictorio" el mensaje de Sanidad de que no se consuma por precaución mientras dice que no existe riesgo. Pide claridad al informar.