Eva Sannum vuelve a Madrid, pero poco. La joven noruega, que pudo haber sido y no fue, ha aceptado el ofrecimiento de una firma de afeites para formar parte del jurado de un concurso de diseño de trajes de baño, cuya entrega de premios se celebra mañana. Eva, muda desde mucho antes de su ruptura sentimental con el príncipe Felipe, se ha distinguido siempre por su discreción pero, en esta ocasión, le va a ser imposible pasar desapercibida. La firma patrocinadora del concurso ya se ha encargado de dar a conocer a los medios la presencia de Sannum en Madrid.

Durante años, la joven noruega ejerció de modelo de catálogos y galerías comerciales y ahora trabaja en una agencia de publicidad tras acabar sus estudios en esa materia. Por su formación profesional, la exnovia del Príncipe sabe que una buena promoción es básica para el lanzamiento de un producto, de modo que es consciente de que no la contratan por méritos propios, sino por su valor comercial como gancho.

La firma Gillette, con la excusa de incluir a Eva en el jurado de su premio de diseño, sólo pretende llamar la atención sobre su nueva línea de maquinillas depilatorias. Así de cruda es la realidad, por eso resulta extraño que Sannum, por más dinero que le hayan ofrecido, se haya prestado a un paripé que no va a hacer más que remover una historia que en nada beneficia al Príncipe.

Eva ha pedido a la firma organizadora ser una más en el jurado y se ha estudiado los diseños presentados a concurso. Todo muy encomiable, pero a estas alturas de la película, y después de haber vivido todo lo que ha vivido, parece mentira que aún vaya con el lirio en la mano.