Cuando todavía era menor de edad viajó a Marruecos en época de Ramadán con una amiga para convivir con una familia musulmana y experimentar «el ayuno y la fe» en primera persona. La experiencia le llegó tan adentro, asegura, que cuando cumplió los 18 decidió «regresar al Islam». Lo denomina así porque cree que es la religión que siempre ha llevado en su interior y con la que al final terminó reencontrándose. Sara Mateos Borrallo tiene 22 años y es vecina de Guareña. De madre extremeña y familia católica, nació en el País Vasco pero siendo adolescente se trasladó al pueblo donde reside actualmente. Hace dos meses se casó en la mezquita de Badajoz con un argelino también musulmán. «Cuando se lo dije a mis padres al principio fue un poco difícil, pero ahora mismo no tengo ningún problema, son muy tolerantes conmigo. Hay más chicas como yo en Extremadura y en España», asegura. Esta joven extremeña defiende su libertad de llevar velo y asegura que es una decisión «total y absoluta» de la mujer. «Al contrario de lo que mucha gente piensa, es un acto de adoración al Corán, no al hombre».

En cuanto a la reciente sentencia europea que abre la puerta a que las empresas puedan prohibir el pañuelo en los puestos de trabajo, Sara se muestra tajante: «Ahora mismo estoy en paro (acaba de terminar un módulo superior en estética), pero yo renunciaría al empleo antes que a mi libertad porque lo veo como un ataque. El velo no nos tapa el cerebro».

«Además -continúa- es una manera de que al final queramos vivir en otros países que sí son respetuosos con nosotras porque si no, nos veríamos obligadas a quedarnos en casas».

«No estamos obligadas»

Subraya convencida que el Islam defiende a la mujer y que no todas las musulmanas llevan velo, «porque no estamos obligadas». «Lo que pasa es que hay quien se lleva la religión al extremo y se crean malentendidos».

Esta vecina de Guareña asegura que, más allá de miradas extrañadas, nunca ha tenido ningún problema de convivencia. «Pero es normal que me vean con rareza porque mi velo es hasta los pies, no es el pañuelo sólo en la cabeza que llevan algunas mujeres que además también usan pantalones, en mi caso sólo queda al descubierto la cara, y ese tipo de vestimenta solamente se ve en países musulmanes», afirma.