En nombre de la familia Durán Rincón y en el mío propio quiero dar las gracias a todas las personas que se han sumado a nuestro dolor.

La muerte de Sara ha supuesto un duro golpe para todos. Su familia, amigos, compañeros y vecinos. Sara sólo tenía 15 años pero su corta vida quedará en la mente de todos porque era un ángel, buena hija, buena amiga, buena compañera.

No era indiferente a nadie. A su corta edad se preocupaba por las injusticias sociales y luchaba por ellas, pero su destino no era seguir en este mundo, probablemente estará en un lugar mejor.

Quiero recordar especialmente a su amiga y compañera Pilu que en ese fatídico día iba con ella. Desde estas humildes líneas deseo animarte y pedirte que recuerdes a Sara en los mejores momentos que vivistes al lado de ella.

El dolor que sentimos tardará mucho en desaparecer. Pero eso no impide que demos las gracias públicamente al Ayuntamiento de Cañaveral y a sus vecinos, a los vecinos de Casar de Cáceres y al IES Universidad Laboral, donde Sara estudiaba.

Su tío Paco

Casar de Cáceres