Además de la búsqueda de vida, el agua tiene una aplicación más tangible. Unos depósitos suficientemente grandes y factibles de explotar podrían suministrar oxígeno y mantener agrícola y energéticamente una colonia científica subterránea. En cualquier caso, para que sobreviviera una gran población, sería necesario terraformar el planeta, es decir, calentarlo y dotarlo de una atmósfera densa y rica en oxígeno. Realmente es ciencia ficción, pero en el universo cercano no hay otro lugar de estas características al que acudir si se tuviera que dejar la Tierra.