--Tras tres años al frente del Telediario, ¿qué sensación tiene?

--Ambivalente. Hemos avanzado mucho en alcanzar la neutralidad, pero el Telediario es más convencional de lo que yo desearía. No siempre me voy con la sensación de haber ayudado a la audiencia a entender la realidad y hay días en que me voy un poco frustrado por eso.

--¿Cómo se lucha contra el control político?

--El poder tiene por costumbre llamar y el periodista debe defenderse aprendiendo a decir: "Esta noticia la doy porque me parece interesante, pero esto otro que me propones no lo doy, aunque seas tú quien me llama, porque no lo es". Esto es una novedad brutal en TVE.

--¿Ha tenido que apelar al "aunque seas tú quien me llama"?

--Sobre todo los dos primeros años, porque hubo que acostumbrar a la gente a que las reglas habían cambiado. Y aún queda mucha tarea por hacer. Llevamos 30 años de interferencias políticas cotidianas en TVE. Eso no se cambia en dos años, pero nuestra apuesta ha sido seria, no era un farol.

--El Telediario sigue acusado de estar escorado a un lado.

--Claro, y estoy seguro de que cometemos muchos errores, pero ya no es por la imposición de un criterio ajeno al periodístico. Al contrario, creo que nuestro informativo comete errores por complejo. Yo sé que medio país aún cree que soy del PSOE o del Gobierno y ese complejo me ha llevado a cometer errores.

--¿Dar las noticias sin corbata formaba parte del mensaje?

--Eso era un guiño para decirle a la audiencia: se puede presentar el Telediario sin ir vestido de boda. Se puede y no pasa nada. Pero a los tres meses comprendí que sí pasaba. El público no entró en el juego, así que tuve que volverme convencional, perdiendo parte de mi personalidad.

--¿Usted ha cambiado?

--Soy el mismo, pero he tenido que adaptarme al Telediario, y creí que podía adaptar el Telediario a mí. Fue una gran ingenuidad. Tal vez se pueda, pero con mucho más tiempo.

--¿Cómo vive la caída de audiencia de su informativo?

--Con rabia y pena. En parte sé que es culpa mía. Pero esto tiene algo estimulante, que es la recuperación. Luchar con Matías (Prats) es muy divertido.