TEtl Womad, le pese a quien le pese, es lo único que hay en Cáceres capaz de cerrar tres telediarios y de aparecer el lunes en los periódicos regionales de los grupos Moll, Vocento, Zeta, Voz, Prensa Ibérica y Jolly. Pero el Womad no se hace sin dinero. La organización internacional del festival se lleva 80 millones y procura escatimar cuanto puede en sonido y en grupos musicales. Para el Consorcio del Gran Teatro, el recinto hípico es fundamental. Ahí es donde se juegan el presupuesto. El año pasado palmaron con un cartel de tercera división y rechinaron los dientes en la consejería de Cultura. Este año, con más figuras, han recaudado unos 20 millones en entradas más otros tres que les ha pagado el concesionario de las barras y de la Carpa Circus Dance.

El ayuntamiento cobra a los puestos del ferial y le da lo mismo si es un bereber que vende té a la hierbabuena, un casareño como El Bici con su chiringuito bakala y sus ristras de chorizos o el cacereño que se hizo con la concesión de la carpa techno que más ruido metía. Por el cámping no cobraba nadie y se notaba: era el más cochambroso del panorama festivalero español. Pero al final, todos contentos. El ayuntamiento, porque el Womad ha dejado mucha pasta en Cáceres. El Consorcio porque con los 23 kilos respiran tranquilos y Womad Internacional encantados con su caché. ¿Y el público? Be, el único womero que conoce siempre a todos los grupos que vienen, asegura que esta vez ha habido más calidad, más gente y más diversión. El Womad se recupera: todos contentos.

*Periodista