Es costumbre que los grandes héroes de nuestro tiempo tengan una relación confusa con la autoridad, y que precisen de varias misiones exitosas para demostrar que están del lado de la ley y que no intentan estorbar ni suplantar a la policía. Quieren ser buenos, simplemente. A veces el divorcio dura más de lo debido, que es lo que ayer debió pasar por la cabeza de Spiderman cuando lo detuvieron en el piso 60 de las Torres Petronas y se interpusieron en su camino hacia la cumbre: el hombre araña lo había intentado hace 10 años, y fue detenido a la misma altura.

Spiderman es simpático: sonrió, dijo "OK", desplegó una bandera malasia y se dejó arrestar pacíficamente mientras la multitud lo despedía con vivas, como corresponde a un superhéroe. Hace 10 años permaneció encerrado en una comisaría de Kuala Lumpur durante cuatro días hasta que la embajada francesa --es francés-- intervino para que le soltaran. Ahora vuelve a estar bajo arresto y encima le pueden acusar de reincidente. Por fortuna, en la dilatada carrera del hombre araña los roces con la autoridad son el pan de cada día. En la vida civil se llama Alain Robert, tiene 44 años, está casado y tiene tres hijos.