Las autoridades turcas consideraron ayer que el seísmo de 6,4 en la escala de Richter que azotó de madrugada una zona montañosa del este del país pudo causar cerca de 150 muertos. La mayor parte de los fallecidos eran habitantes de la ciudad de Bingol, entre ellos 25 niños que dormían en un internado que se derrumbó. El Gobierno turco informó de que se han contado más de 500 heridos, y que al menos 200 personas se encuentran sepultadas bajo los escombros.

El terremoto, que tuvo lugar a las 3.27, hora local, destruyó una docena de edificios en la ciudad y dejó seriamente dañados otros 20. Anoche se habían recuperado 84 cadáveres, aunque el ministro del Interior turco, Zeki Ergezen, informó desde Ankara de que la cifra de víctimas mortales puede llegar a 150. "Las intensas labores de rescate continúan", declaró por la tarde el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. "Nuestro Gobierno está comprometido a actuar rápidamente para hacer frente a este desastre", aseguró.

SALVADOS POR LAS LITERAS

Ayer por la tarde, los turcos centraban su atención en el internado de Bingol, donde 198 niños menores de 14 años dormían en el momento del seísmo. Los equipos de rescate habían sacado 25 cadáveres de entre los escombros, mientras que 70 menores habían sido rescatados con vida y se recuperaban en los hospitales. La mayoría se salvaron porque estaban en la parte de abajo de las literas. El resto de los niños, más de 100, permanecían enterrados bajo un amasijo de hierro y cemento.

"Una piedra me cayó sobre la cabeza mientras dormía. Las literas temblaban. Dos amigos murieron", relató uno de los menores. Unas 15 horas después de ocurrido el seísmo, aún se podían escuchar los gritos de algunos niños bajo las ruinas del edificio. "Cuando me sacaron de entre los escombros, había amigos míos que me pedían ayuda. Aún se encuentran allí. Ayudadlos, por favor", contó un chaval de 12 años.

La noticia de la tragedia despertó inmediatamente la solidaridad internacional. Francia, Alemania e Israel fueron los primeros en ofrecer su ayuda, mientras que el Gobierno griego anunció que donará 300.000 euros (50 millones de pesetas) "para aliviar a los habitantes de la zona afectada". Desde Berlín, el ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer, declaró que "es especialmente trágico que haya muchos niños entre los muertos y heridos. Esperamos que los desaparecidos puedan ser rescatados lo más rápido posible".

REPLICAS

Con mayor o menor intensidad, las réplicas del terremoto se sucedieron durante el día, desatando el pánico entre la población. Soldados del Ejército turco se encargaron de patrullar las calles de la ciudad para pedir a la gente que permaneciera alejada de los edificios afectados. Buena parte de los habitantes improvisaron campamentos en plena calle por el temor a ser sorprendidos en sus hogares por un nuevo temblor.

No es la primera vez que Bingol, una ciudad de mayoría kurda habitada por más de 250.000 personas, se estremece como consecuencia de un seísmo. En 1971, 995 personas murieron tras un seísmo que acabó destruyendo numerosos edificios y casas.