Si Amillia Sonja Taylor, el bebé más prematuro del planeta hubiera nacido en España, su madre estaría ahora en el paro o de baja por estrés y depresión. El permiso de maternidad lo habría agotado el 13 de febrero y, pese a que su pequeña necesitará cuidados intensivos, la ley no le permitiría seguir faltando al trabajo. Así es en España. La situación cambiará si prospera una propuesta de padres y médicos, que hoy debate el Senado, de alargar el permiso por hijo prematuro.

La penuria laboral por la que hubiera pasado la madre de Amillia la viven en España una buena parte de las casi 30.000 mujeres que cada año son madres de niños prematuros (los que no superan las 37 semanas de gestación). La cifra de nacimientos sin completar el embarazo doblaron en el 2005 los de hace 10 años.

Esto ha multiplicado las situaciones de dificultad de las mujeres que suman el estrés de volver al trabajo con el hecho de tener un hijo muy necesitado de atención médica y familiar durante las cinco, 10 o más semanas que tardará en estabilizar su gran inmadurez.

La propuesta debate consiste en que la baja se alargue tanto como se adelantó el parto o el que el niño pasa en el hospital, ya que cuando recibe el alta, el pequeño sigue necesitando cuidados intensivos.