Malick Gueye, un joven senegalés de 21 años, ha visto cumplido el sueño que acunó en la playa de Thiaroye-sur-mer, cerca de Dakar, y que le llevó a jugarse hasta tres veces la vida en 2006 intentando cruzar el mar. Su anhelo era vivir y trabajar en España aunque no tuviera papeles. En esta ocasión, ha viajado en avión y con la seguridad de que en Reus le esperaba un empleo reglado por ley.

A principios de septiembre del año pasado, Malick narró su aventura. Entre febrero y agosto se había enrolado en dos cayucos y una zodiac rumbo a Canarias. Primero, el mal tiempo frustró la aventura. Luego, una avería en los motores les obligó a regresar a la costa. "No me desanimé y preparé un cuarto intento porque tenía que llegar a España como fuera", dijo ayer.

El joven no temía al mar, ni a tener que pasar cuatro días sin comer en una frágil barca. "Era duro, pero sabía que lo lograría", afirma convencido. Contaba con el apoyo de sus padres y siete hermanos. Astou, la madre, no sentía miedo por él porque, como contó hace seis meses a este diario, "es valiente y conoce el mar". En su país era pescador.

El golpe de suerte le llegó a Malick al ser entrevistado el 22 de septiembre por Carles Francino en la Cadena SER. Aquel día sintonizó el programa Xavier Martínez, director general de la empresa Tecnol, dedicada a la elaboración de productos químicos (aislamientos, lubricantes...) destinados a la construcción. Al oírlo quedó impresionado. "Pensé en mi padre, andaluz, que llegó a Cataluña después de la guerra para empezar de nuevo, y el corazón me dio un vuelco", confesó ayer. Por eso llamó a la emisora y le ofreció trabajo.

BUROCRACIA LENTA Los trámites para disponer de los permisos duraron seis meses, pero ese no fue el último obstáculo. Cuando el empresario lo llamó para decirle que ya tenía billete de avión, este le explicó que no podía. Su abuelo no lo autorizaba, captaba malos presagios. Menos mal que al día siguiente todo había cambiado: "Sacrificamos un cordero blanco y entregamos su carne a los más pobres del barrio y ya nada me impidió coger el avión", dijo ayer.

En Reus ejercerá de ayudante de laboratorio y cobrará 1.100 euros al mes. Le han alquilado un piso que cuesta 420 euros y le han dado una bicicleta para desplazarse. Martínez ya ha contratado en origen a otro senegalés, Sitapha. Tiene 35 años y es campeón de baloncesto de Africa con la selección de Senegal. Un sociólogo que habla seis idiomas. Cuando llegue, ambos compartirán casa y, si quieren, tras ser formados en Reus, podrán montar una delegación de Tecnol en Senegal. "Ellos elegirán", dice el empresario mientras Malick señala que quiere quedarse.