Julen Madina, el popular corredor de los Sanfermines que sufrió cinco cornadas el lunes, citó ayer a la prensa en su habitación del Hospital de Navarra "para poder atender a todos", lo que da muestra del interés que despierta, a la vez que polémica, por pertenecer al grupo de participantes llamados los divinos, que a unos caen bien en Pamplona y otros los critican por su afán de protagonismo. A sus 49 años, es un experto corredor que lleva 33 participando en la carrera.

Madina contó que el lunes, día de la ganadería Jandilla, llegó muy apretado al callejón de entrada a la plaza. "Vi que se había formado un montón, a la izquierda, y giré hacia la derecha, pero allí había otro montón y quedé a merced del toro. Nada más caer noté la cornada en la pierna".

El toro, del que Madina recuerda sus impresionantes bufidos mientras embestía. "Mi principal preocupación en aquellos momentos fue que me enganchara por el cinturón y me arrastrara por toda la plaza".

Fueron segundos muy largos. "La mente va muy rápida y pensé que tenía suerte de estar boca abajo, con los órganos vitales protegidos". Aun así, dice que nunca tuvo miedo porque siempre es frío: "Sólo quería que me soltase, estaba a merced del rey de la fiesta y yo era su presa". Las imágenes de la cogida han dado para imprimir pegatinas, carteles e incluso canciones. En ellas, algunos se alegran de que el toro lo empitonase. Madina admite que tiene amigos y enemigos: "Hay gente a la que no caigo bien y no les voy a convencer, pero me parece muy triste que se alegren de estas cosas". Dejó claro que el año que viene volverá a correr.