El verano se convierte, cada vez más, en la prueba de fuego para las parejas. El cambio de rutinas y la falta de costumbre de pasar juntos las 24 horas del día son motivo de roces y tensiones. Es el momento propicio para dejar aflorar los conflictos que han sido silenciados a lo largo del año. Las rupturas, según abogados y psicólogos, se disparan hasta el punto de que una de cada tres parejas que se separan lo hace en la época estival. Y septiembre es el mes estrella de las rupturas amorosas.

Así lo constata un estudio llevado a cabo con experiencias de más de 500 parejas por un equipo de psicólogos clínicos dirigido por Antonio Bolinches. Enero ocupa el segundo lugar de la tabla, como consecuencia de las discordias relacionadas con la Navidad y los vínculos con las respectivas familias. Bolinches apunta que durante el resto del año cada media naranja cuenta con mecanismos que le permite eludir aspectos negativos del otro, pero al llegar las vacaciones, desaparecen.

LA INICIATIVA Según la Asociación Española de Abogados de Familia, las mujeres abanderan las demandas de divorcios tras regresar de las vacaciones. "Ellas son las que toman la iniciativa de la ruptura de la pareja y las que inician la acción judicial", asegura. La crisis también aparece entre parejas homosexuales. Los abogados lo detectan más entre las del sexo masculino y los psicólogos lo atribuyen a que a la promiscuidad de los hombres.

Esteban Cañamares, psicólogo, sexólogo y especialista en temas de pareja, señala que, junto a un "mayor roce" con la pareja, el contacto de ambos con los familiares "puede ser letal". Las parejas que tienen problemas afectivos, sexuales o de comunicación a lo largo del año esperan que mejoren cuando llega el verano, con menos estrés y más descanso. "Eso siempre es mentira. El verano jamás arregla el conflicto", dice Cañamares.

EL SEXO Para este experto, el sexo juega un papel importantísimo: "Si existe un problema de comunicación o de afecto, antes o después va a haber un problema sexual. Y si hay un problema sexual, antes o después va a haber un problema de enfados. Son vasos comunicantes".

Domingo Martínez, psiquiatra psicoanalista familiar de Avances Médicos, apunta que el tipo de vida que se practica en verano hace que aumenten las tentaciones hacia una posible infidelidad, lo que también deriva en el aumento de la tasa de separaciones. La psicóloga María José Leal opina que lo más frecuente es simplemente que uno de los dos ha evolucionado de manera distinta y que el acople y la satisfacción que antes se producía deja de producirse.

Los que perciban ya síntomas de incomunicación o falta de relaciones sexuales deben visitar al psicólogo sin esperar a "estar hasta las narices". Para Cañamares, la clave está en "acudir al especialista cuando se empieza a estar mal".