Justo lo que busca", dice ahora mismo la web sex.com, y quizás sea cierto si no se busca gran cosa. La página que desencadenó una de las sagas más rocambolescas de la historia de internet, con juicios ruinosos, falsificación de documentos, el rastreo de un estafador por dos continentes, un tiroteo, cuentas en paraísos fiscales, indemnizaciones millonarias y una destrozada mansión, solo muestra una serie de vínculos a otras páginas de contenido erótico. Pero es más que probable que recupere el trono de dirección más cara de todos los tiempos, que le arrebató en el 2009 el portal de seguros insure.com. La subasta del sex.com comienza el jueves y el precio de salida es un millón de dólares (726.890 euros). La cantidad a batir, 16 veces mayor: 11,5 millones.

El fenómeno de los desembolsos estratosféricos por los nombres de dominio vivió su edad de oro a finales de los años 90. Hace cuatro años, la empresa Dom Partners LLC pagó algo más de 10 millones de euros por sex.com. Richard Maltz, de Maltz Auctions, la firma que organiza la subasta, ha dicho que el interés en esta puja es "considerable". Y no, o no solo, por el novelesco pasado de sex.com.

LA GUERRA DE TROYA En 1994, el estadounidense Gary Kremen, que ya entonces percibió el lucrativo negocio, registró a su nombre sex.com junto a otros como jobs.com (trabajos), housing.com (viviendas) o autos.com (coches). En octubre de 1995, comprobó su lista de propiedades y vio que sex.com ya no estaba entre ellas. Stephen Cohen, también norteamericano y especialista en el timo a gran escala, se la había robado usando un documento falso.

Y entonces se desató lo que Kieren McCarthy, autora del libro The Brutal Battle for Sex.com (La batalla brutal por Sex.com), llama "una guerra de Troya en la era digital". El estafado Kremen llevó a juicio a Cohen, y en noviembre del 2000, cinco años después del hurto virtual, tiempo que el timador aprovechó para ganar más de 70 millones de euros con su dominio robado, un tribunal restituyó a Kremen el dominio y ordenó que Cohen le pagase casi 50 millones de euros y le cediese una mansión en Rancho Santa Fe (California).

Cuando Cohen conoció el veredicto, trasladó su dinero a diversas cuentas en paraísos fiscales y se marchó al norte de México. De allí, temeroso de que Kremen diera con él --había contratado cazarrecompensas, y el huido denunció un supuesto intercambio de tiros entre estos y la policía mexicana--, tomó rumbo a Montecarlo. Pero volvió a Tijuana a finales del 2004 y poco después, por pura casualidad, todo se le torció: su hijastra fue arrestada en la frontera con EEUU con 90 kilos de marihuana en un coche asegurado a nombre de Cohen.

Cuatro meses después, en octubre del 2005, el estafador estaba en la misma cárcel mexicana que ella. Fue extraditado a una prisión californiana, se negó a dar pistas sobre su dinero a Kremen (quien, en el 2006, después de recuperar sex.com, vendió el dominio por más de 10 millones de euros a la compañía que ahora lo subasta), pasó un tiempo entre rejas y ahora está libre.