Casarse con una sex symbol y encontrarse de la noche a la mañana convertido en el marido de una aspirante a beata no es fácil de asimilar, y aún menos si la conversa se llama Sharon Stone. Año y medio después de sufrir una isquemia cerebral, la protagonista del cruce de piernas más tórrido del cine asegura que "la plegaria ha sido la clave" de su espectacular cambio. De ahí que Phil Bronstein, su marido en los últimos cinco años, haya pedido el divorcio por "incompatibilidad de caracteres".

La transformación empezó en octubre del 2001, cuando la actriz (en la foto, con su marido, en una gala gay en Los Angeles) sufrió un derrame cerebral que estuvo a punto de costarle la vida. Al recuperarse, dijo haber visto "la luz blanca" que marca el paso hacia el más allá, y explicó que su salvación fue ver a su abuela y oír como los dos hijos que perdió durante sendos embarazos frustrados la animaban a resistir.

DESEO DE HACER EL BIEN

A partir de entonces, el éxito y la fama dejaron de marcar el norte de su existencia y fueron reemplazados por un irrefrenable deseo de hacer el bien y de interesarse por los problemas de sus congéneres, según sostiene el semanario Paris-Match.

Demasiado para Bronstein, apodado el macho, al que la actriz, famosa por su otrora endemoniado carácter, sostenía haber elegido por ser el único capaz de plantarle cara.

Las plegarias de Stone la habrán separado de su marido, pero no del género masculino. A los pocos días de hacer pública su separación, salió a cenar con Adrien Brody, ganador del Oscar al mejor actor por El pianista. El joven tiene un palmarés que promete: la noche de los Oscar le pidió el teléfono a Nicole Kidman, con la que ya ha salido.