Ocupa Monfragüe el cinturón serrano entre las sierras de Miravete y Mirabel, procedente aquélla del macizo Villuercas-Ibores y continuando la otra hasta las sierras de Cañaveral y La Garrapata, para formar en conjunto un arco orográfico, a modo de corredor, del este (Toledo) al oeste (Portugal) regional. Estas serranías cuarcíticas son de mediana altitud.

El aislamiento del territorio, debido a la accidentada orografía y a su dedicación eminentemente cinegética han posibilitado que, por la escasa humanización, la fauna silvestre ligada a este biotopo haya sobrevivido de forma equilibrada, para exhibir en la actualidad una excepcional biodiversidad (280 vertebrados diferentes) y altísima densidad poblacional de algunas especies amenazadas a nivel mundial, sobre todo de aves, que no admite parangón con ningún otro espacio europeo.

Monfragüe, declarado parque natural en 1979, es el espacio natural protegido más emblemático de Extremadura. Su importancia se debe no sólo a la inmensidad de valores que atesora en sí mismo, sino al contexto geográfico y socioeconómico que ocupa: inmensas dehesas que rodean al parque, área de campeo de la mayor parte de los depredadores y carroñeros que viven aquí.

Las abruptas laderas albergan muestras de vegetación mediterránea casi intactas desde hace siglos. Encinas, alcornoques, enebros, quejigos, almeces, acebuches, arces, fresnos... componen un dosel forestal impenetrable en determinadas áreas, especialmente en las umbrías.

En las 17.852 Has. del parque se concentra el mayor núcleo de nidificación de buitre negro de todo el planeta (unas 250 parejas), unas 30 parejas de cigüeña negra, 11 de águila imperial ibérica (una de las rapaces más amenazadas del mundo), más de 400 de buitre leonado, 35 de alimoche, varias de águila real, águila perdicera, águila culebrera, águila calzada, búho real, etc.

La comunidad de mamíferos carnívoros incluye al felino en mayor peligro de extinción a escala planetaria: el lince ibérico, acompañado de otros más frecuentes: gato montés, jineta, garduña, tejón, meloncillo, nutria... y grandes ungulados como el ciervo y jabalí.

La estructuración viaria interna del parque permite la realización de itinerarios a pie, a través senderos señalizados, que garantizan un contacto directo con los elementos naturales y el paisaje de Monfragüe. Todo ello se complementa con un conjunto de miradores, situados en los puntos más espectaculares, en cuanto a concentración de fauna, desde los que pueden observarse muchas de las especies citadas.

En el centro del parque, Villarreal de San Carlos es el único núcleo habitado del mismo, donde se encuentra el área de servicios y los centros de información e interpretación de los valores de Monfragüe. La designación de un espacio protegido tiene que servir, además de la conservación de la biodiversidad, para la reactivación económica de los pueblos donde se ubican, con claros beneficios sociales, en cuanto a la creación de puestos de trabajo, fijación de la población rural, recuperación del acervo cultural tradicional...

El Parque Natural de Monfragüe recibe más visitantes que muchos de los parques nacionales españoles (rebasa los 120.000 al año), ha creado más de 30 puestos de trabajo directos, a los que hay que sumar unos 25.000 jornales al año y 100 puestos de trabajo para el plan Infoex, sin olvidar la dinamización de los 7 pueblos afectados (Malpartida de Plasencia, Toril, Serrejón, Casas de Miravete, Jaraicejo, Torrejón el Rubio y Serradilla), que han diversificado su oferta turística. Monfragüe perdió la gran oportunidad, a mediados de los 90, de ser el único Parque Nacional extremeño, en representación del ecosistema de Bosque y Matorral Mediterráneo en España, papel que fue asignado a Cabañeros.

PROBLEMATICA AMBIENTAL

A pesar del buen estado de conservación de la fauna en general, Monfragüe todavía arrastra problemas de antaño, que motivaron su declaración como parque: varios miles de has. de eucaliptal cubren y bordean parte del parque, si bien se está actuando en su progresiva eliminación. Por otra parte antenas y tendidos eléctricos que atraviesan el parque distorsionan el paisaje y pueden causar la muerte de animales, sobre todo aves. Tampoco está libre de furtivismo y molestias de visitantes desaprensivos a la fauna sensible. Finalmente, la excesiva masificación de visitantes en primavera, y sobre todo en Semana Santa, provocan un deterioro manifiesto en la vegetación, equipamientos y áreas de descanso y en la posibilidades de disfrute del parque.