En el 2013, un sistema antirrobo implantado en Francia sorprendió a diversos atracadores. Consiste en instalar un depósito de tinta dentro de las cajas fuertes. Cuando los ladrones las fuerzan, explota el depósito y deja los billetes manchados de tinta.

El colorante es como «un ADN» que permite conocer de dónde han sido sustraídos. Los atracadores franceses robaron varios cajeros y un furgón en Marsella. Pero el botín fue un montón de billetes que chorreaban pintura y que no valían para nada.

Los ladrones reaccionaron tratando de canjearlos. Algunos lo intentaron en España. Para ello contactaron con siete personas, seis españolas, y un marroquí. En pocos días trajeron casi 120.000 euros a oficinas de Ceuta, Madrid y La Jonquera, pero la policía no ha podido imputar a los sospechosos, que fueron detenidos y puestos en libertad.