Italia está ardiendo. Un incendio obligó ayer a la evacuación de centenares de turistas localizados a 900 metros de altura y pulverizó 800 hectáreas del parque natural de la localidad sureña de Sila, en la región de Calabria, una antigua maravilla de tintes verdes que se quema desde el jueves de la semana pasada.

En la región de Campania, las llamas, impulsadas por vientos que superaban los 60 kilómetros por hora y el clima seco, acechaban al monte Vesubio y al Salernitano, en las cercanías del bosque de Sala Consilina. Los cambios en la dirección del viento avivaron durante toda la jornada focos que parecían controlados.

La lista de los incendios en Italia es interminable. Al menos unos 200 fueron los que devastaron hasta anoche al país transalpino, en una jornada dominada desde la madrugada por el miedo a que las llamas llegaran a la ciudad de Ascoli Piceno, en el centro del país. El miedo obligó a la policía forestal a la evacuación de decenas de habitantes de la zona.

Las temperaturas récord, sin embargo, se registraron en la isla de Sicilia, donde la columnita de mercurio marcó los 40 grados en Palermo y los 38 en Catania. "Las temperaturas no disminuirán hasta el viernes y la situación será crítica en toda la región", avisó Protección Civil, mientras el Gobierno italiano estudiaba cómo tratar a los pirómanos tras las ola de incendios.

El jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, lamentó que "pocos, muy pocos" pirómanos sean detenidos y mantenidos en prisión. Bertolaso estimó que la Mafia está "seguramente" detrás de los fuegos.