La de ayer fue una corrida de gran significado: toros de la tierra, y tres toreros nacidos en Badajoz y formados en su Escuela Taurina. El público les arropó y dos de ellos salieron a hombros. El tercero no pudo, y no precisamente por falta de ganas.

La corrida oliventina de Píriz, muy seria, dio juego desigual. El lote bueno lo sorteó Ambel Posada; el menos bueno por parado aunque noble cayó en manos de Javier Solís, y el malo sin paliativos se lo llevó Israel Lancho.

El que abrió plaza fue un toro regordió, y tal vez acusó esta condición. Fue picado lo justo y llegó a la muleta muy noble pero justo de fuerzas.

Le hizo Javier Solís una faena voluntariosa y muy larga, fundamentalmente por el pitón derecho. Le costaba repetir y el torero tiraba bien de él. El animal tuvo una bella muerte, todo un honor para el ganado de casta, caído de los cuartos delanteros y sostenido sobre los traseros. Paseó Solís su primera oreja pues estuvo muy por encima.

El cuarto tuvo una condición similar y tuvieron enjundia los lances a la verónica. Inició Solís la faena desde el tercio, con un pase cambiado por la espalda, para continuar con tandas en redondo por el pitón derecho, de acusada limpieza. Al natural el toro comenzó a defenderse y a pararse, y el diestro sacó a relucir un toreo más de cercanías. Cortó su segundo apéndice que le permitía la salida a hombros.

El primero de Ambel Posada fue un buen toro. Lució a la verónica y, manso en el caballo, sacó un gran son en la muleta. Fue la de Ambel una faena en la que primó el buen gusto, con tandas con ambas manos y bellos remates, con un hermoso final compuesto de tandas al natural. Obtuvo dos trofeos.

El quinto fue también un astado de pastueña embestida. Repitió Ambel su buen manejo del capote en esa suerte fundamental que es la verónica, con una preciosa media de frente. El inicio de faena fue muy bello, empujando al toro hacia delante, para seguir en redondo con la derecha, corriendo suavemente la mano y acompañando con la cintura. Tras una fuerte petición, dio una clamorosa vuelta al ruedo.

Israel Lancho pechó con la más fea. Muy dispuesto toda la tarde, recibió al tercero de rodillas a porta gayola. El toro apretó hacia las tablas ya en el capote e inició Israel el trasteo con estatuarios. Fue un toro sin entrega, e incluso volteó al torero en una faena de escaso lucimiento por lo agarrado al piso del animal.

El sexto fue más de lo mismo. Estuvo bien el torero en los lances a la verónica y comenzó la faena con pases cambiados por la espalda. Fue también un animal muy desrazado y parado con el que Lancho también fue volteado en un desplante. Tal vez atropelló la razón el torero, pero hay que reconocer que sus toros no le dieron ninguna opción.