Con los aviones no se puede hacer lo mismo que con los barcos: para bautizar un aparato no está permitido estampar una botella de cava contra el fuselaje, como sí ocurre con los buques. Así que simplemente se vierte el contenido de la botella sobre el morro, como hicieron ayer en la T-1 de El Prat con el nuevo Airbus de Spanair que lleva el nombre de Vicente Ferrer. Con esta iniciativa, la compañía quiso sumarse a la petición para que el cooperante fallecido en junio, a los 89 años, logre el premio Nobel de la Paz. "Nos haría mucha ilusión que este avión trasladase a los miembros de la Fundación Ferrer a Noruega para recoger el Nobel el año que viene", deseó el presidente de la compañía, Ferran Soriano. El aparato, además de incorporar el nombre en el morro, expone algunas imágenes del exjesuita en pleno trabajo en Anantapur (India).