En un breve texto escrito para el catálogo de Christie´s, Johnny Depp recuerda el infantil sentido del humor de su amigo Marlon Brando, que escondía en una caja japonesa algunos de sus insignificantes tesoros: un falso dedo ensangrentado o un pan de plástico con una cucaracha dentro. Objetos de broma que no tendrían valor si no fuera porque un día los tocó uno de los mejores actores de todos los tiempos. Mañana, la casa Christie´s subastará sus objetos personales, repartidos en 320 lotes que hasta hoy han estado expuestos al público en Nueva York.

"Me robarán hasta los botones de la camisa", aseguran que dijo Brando cuando dio las instrucciones para dejarlo todo preparado tras su muerte. Ahora, casi un año después de morir, el pasado 1 de julio, su casa de Mulholland Drive (Los Angeles) ha sido desmantelada para vender muebles, obras de arte, joyas, aparatos de gimnasio y artesanía de los indios americanos, de quienes fue su mayor defensor y portavoz.

En los lotes hay de todo: desde dos permisos de conducir de California, hasta tarjetas de descuento de grandes almacenes o su Lexus LS430. Para los cinéfilos quedan sus anotaciones en el guión de El Padrino o la carta de Mario Puzo asegurándole que era el único actor capaz de interpretar su novela de 1969. Las ganancias engordarán los bolsillos de nueve de sus 10 hijos (la adoptada, Petra, quedó fuera del testamento).

AMOR MOTERO Les hemos visto dándose besos de peliculón en cada presentación de La guerra de los mundos. Y para su estreno en casa, en Hollywood, Tom Cruise organizó una puesta en escena con valor añadido: además de a Katie Holmes, se llevó una Triumph Rocket III, una moto de 2300 cc. De menos gas ha sido la bienvenida de la Asociación de Psiquiatría, que ha calificado de "irresponsables" las declaraciones de Cruise afirmando que esa especialidad es una "pseudociencia".

PROTOCOLO PEREGRINO Cherie Blair, esposa del primer ministro británico, Tony Blair, aprovechó una conferencia en Santiago de Compostela sobre los derechos humanos y la mujer para hacer una visita al apóstol. La célebre abogada siguió el protocolo de todo peregrino: abrazó al santo y se hizo la foto de rigor.

VIDA DE PRINCESA El diario The Sun brindó ayer otra entrega del libro Diana: the last word, de Simone Simmons. En el capítulo, la astróloga revela que Diana probó la cocaína una vez junto a su novio Dodi al Fayed. Según la autora, la princesa se puso enferma y, muy propio de Diana, juró que jamás volvería a consumir drogas y se propuso ayudar a los adictos a rehabilitarse. "Le causó náuseas, mareos y problemas de respiración. Se sintió como si fuese a tener un ataque al corazón y morir", explica Simmons. Según el libro, la exmujer de Carlos intentaba que su multimillonario novio dejase las drogas en las semanas anteriores al trágico accidente que acabó con sus vidas y describe el amor de Diana y Dodi como "platónico".