Suhail Karbush prefirió arriesgarse a morir ahogado antes que ser repatriado a Marruecos. Por eso, en cuanto los policías que le custodiaban se despistaron, este inmigrante marroquí de 26 años se tiró por la borda del barco en que le devolvían a su país. La nave estaba a sólo cuatro millas de la costa española y él pensaba que podía alcanzarla a nado.

Era el 9 de septiembre. Tres semanas después, ni Suhail se ha puesto en contacto con su familia ni su cuerpo ha aparecido. Aunque la policía sostiene que "pudo haber llegado a la costa porque era un joven de complexión fuerte," sus familiares y amigos se temen lo peor. "Si hubiera sobrevivido, habría llamado a su casa", dice un vecino de su pueblo.

Familia deshecha

Todos empiezan a hacerse a la idea de que se lo tragó el mar o, como informó el diario marroquí Assabah , quedó destrozado por las hélices del barco.

Su familia, que reside en Marruecos, esta deshecha. Más de 20 personas están siempre en el domicilio familiar, pendientes de cualquier llamada o visita que pueda traer alguna información. Sólo piden una cosa: saber si está vivo o muerto. "Necesitamos que alguien nos diga algo de lo que le ha ocurrido", dijo un familiar.

Su calvario comenzó en Almería, a donde había llegado en un barco desde Alhucemas. El joven había pasado sus vacaciones con su familia y estaba iniciando el camino de regreso a Holanda, donde, aseguraba, residir de forma legal.

Sin embargo, en la frontera española se le denegó la entrada. Según fuentes de la Policía Nacional en Almería, presentó un permiso falso de residencia en Holanda. Además, sobre él pesaba una prohibición de entrada en el país, aunque la policía no precisa el motivo. Siguiendo los trámites habituales fue repatriado.

Su desaparición ha sido el coletazo trágico a una serie de expulsiones --fuentes diplomáticas las cifran en varios cientos-- que España lleva a cabo desde hace meses en los puertos de Algeciras y Almería. Las razones de la prohibición de entrada a este joven son idénticas a las de otros inmigrantes: llevar permisos de residencia falsos.

Ocho de estos inmigrantes se han dirigido a pedir ayuda a la Asociación de Amigos y Familias de las Víctimas de la Inmigración Clandestina (AAFVIC). Jalil Yemaa, su presidente, denuncia estas "expulsiones abusivas", pues ha podido constatar que los permisos de residencia "eran legales".

"Es gente que se había labrado un futuro en Europa y a la que, con esta expulsión, le han destrozado la vida", dice.

Los ecos de esas expulsiones han sembrado el temor. "Yo por España ya no paso", dice Yusef, que vive en Italia. "Me vuelvo en avión".