El Tribunal Supremo ha absuelto a un conductor que mató a dos personas y causó heridas a otras cuatro mientras conducía en sentido contrario en la autovia A-6 a su paso por Valladolid. Sin embargo, el tribunal ha ordenado que Manuel Jesús Peña ingrese en un centro psiquiátrico durante 15 años.

El alto tribunal sentencia que el procesado es culpable de un delito de conducción temeraria, dos homicidios dolosos y cuatro lesiones, pero considera la circunstancia eximente completa de alteración psíquica o enajenación mental.

La Sala de lo Penal del Supremo resuelve así el recurso que interpuso la familia de uno de los fallecidos contra la resolución de la Audiencia Provincial de Valladolid que absolvió al acusado y ordenó su internamiento en un centro psiquiátrico durante cuatro años.

"PELIGROSIDAD CRIMINAL"

En la justificación de la sentencia el tribunal recuerda que ha tenido en cuenta no sólo la "curación del enfermo" sino también su "peligrosidad delictiva" y la protección social.

Según la resolución debe ponderarse tanto la protección del acusado, "quien mediante el correspondiente tratamiento médico-terapeútico puede controlar los impulsos de su enfermedad mental y acabar haciendo una vida normalizada"; como la del resto de la sociedad, "ante la posibilidad de que el sujeto pueda volver a cometer este tipo de acciones, con la reactivación de un brote de esquizofrenia".

PENSÓ QUE CIRCULABA CORRECTAMENTE Y QUE LOS OTROS QUERÍAN MATARLO

Los hechos ocurrieron la tarde del 11 de marzo del 2007 cuando el acusado, sin antecedentes penales, condujo su Peugeot 205 durante al menos 40 kilómetros por la A-6 en sentido contrario a la circulación. Esto obligó al resto de conductores a efectuar "maniobras evasivas" para no colisionar con él. Una mujer que circulaba en dirección opuesta a la del kamikaze realizó una maniobra de emergencia fruto de la cual perdió el control de su vehículo, cruzó la mediana y chocó contra otro automóvil. Los conductores de los dos coches fallecieron y el accidente provocó varios heridos.

Según el relato de hechos probados, el conductor kamikaze pensaba que era él quien circulaba en sentido correcto mientras que el resto de usuarios de la vía eran "sus enemigos y agresores" y tenían la intención de "matarle".