Empezó hace dos años "por probar" y ahora está "enganchada". Enganchada "a la adrenalina que genera superarte a ti mismo", ideando nuevas figuras, rotaciones, saltando olas. La motivación que siente Miriam Miranda por el wakeboard --disciplina del esquí acuático para amantes de la tabla surgida en 1979 en la que un corredor, sujeto a un manillar, es propulsado por una lancha motora-- la ha llevado este verano hasta Orlando (Florida), la meca de este deporte, donde se encuentra la mayor escuela del mundo, la Orlando Watersports Complex (OWC). Esta pacense amante del agua, es socia del Club Extremeño de Esquí Náutico, activo desde el 2005.

De vuelta a la región, solo puede calmar su deseo de subirse a una tabla de wake en las tranquilas aguas del pantano de Alange, donde está Wakextrem, la escuela del club que ofrece la posibilidad de conjugar las sensaciones del snowboard y el surf en pleno corazón de Extremadura.

Este colectivo, sin ánimo de lucro, que preside el también pacense Jesús García, nació por iniciativa de un grupo de amigos apasionados a la tabla hartos de chupar carretera en busca de mar o nieve. Ahora, superando la treintena de asociados, el club extremeño --www.wakextrem.com-- quiere acercar la esencia del wakeboard a sus paisanos más allá del boca a boca. Para ello, gracias a la Diputación de Badajoz y al Ayuntamiento de Alange, acaba de publicar su primera revista. "Es una forma de promocionarnos y buscar apoyos de las instituciones públicas", comenta García. Ayudas con las que no cuentan y que se hacen necesarias por el auge de esta disciplina en la región. "Si queremos seguir acogiendo socios, pronto necesitaremos ampliar las infraestructuras", asegura.

Un apogeo que tiene bases sólidas, ya que Extremadura, por su clima suave y sus numerosos pantanos, es un lugar envidiable para hacer wake , según García. Pero no lo dice solo él. "Muchos amantes de esta disciplina, incluso deportistas internacionales, han visitado la escuela en Alange y se han quedado asombrados de las posibilidades que ofrece nuestra región. Es una pena que no se aproveche", lamenta el presidente del club.

Y es que Jesús García también vive "enganchado". "Después de surfear sobre el agua --comenta-- te vas a la cama pensando solo en el wake, en el subidón de adrenalina que has sentido. Practicar wakeboard es como enamorarse por primera vez".

Definitivamente, los amantes de la tabla, y del deporte en general en la región, están de enhorabuena. Una práctica más barata que el snowboard --en torno a 20 euros la sesión--, en un punto neurálgico de la comunidad y con un riesgo menor --"las caídas en el agua son menos dolorosas", apunta García--, ¿por qué no dejarse enamorar, apoyar y disfrutar de lo que hoy se ofrece en Extremadura?